lunes, noviembre 28, 2005

PENETRANDO LA SANTIDAD (4)

El Culto de ayer domingo 27 de noviembre quedará por mucho tiempo grabado en nuestra retina. La gloria del Señor se hizo presente como tantas otras veces en la Cover, pero lo de ayer marcó una diferencia. Estábamos buscando su Presencia, estábamos tratando de penetrar en su Santidad, pero Él irrumpió de pronto entre nosotros, es como si algo se hubiese roto, como si un muro se desplomara, como si todo nuestro esfuerzo por llegar a Él no importaba, era simplemente Él, era Dios que quería estar entre nosotros. Era su maravillosa Presencia que inundó el lugar donde estábamos congregados. Los cantos no salían de nuestra boca, ni de nuestra garganta, fluían desde nuestro corazón. Su presencia llegó y nada mas importaba. La tristeza huyó del lugar. El temor salió arrancando. La enfermedad se hizo humo. Era Dios mismo que se puso de pié entre nosotros. Y ante su Presencia, todo lo inmundo no puede permanecer. No hubo predicación, solo hubo adoración. Si alguien necesita ser exhortado, si alguien necesitaba ser sanado, si alguien estaba insatisfecho, su Presencia lo inundó todo. Nuestra alma, nuestro espíritu, nuestro corazón, nuestras fuerzas, todo nuestro ser delante de Él se postró. Y Dios pudo bendecirnos, pudo sanarnos, pudo llenarnos, pudo mostrarnos una vez mas su grandeza. Esperamos que cada vez que nos reunamos su Presencia sea el objetivo, no nuestras necesidades ni lo que nosotros queremos hacer, es tiempo de menguar, es tiempo de dejar que Él tome el control, es tiempo de darle la gloria debida a su Nombre. No te pierdas la bendición de estar ante Su Gloriosa Presencia. Con amor, Templo Corbán

lunes, noviembre 21, 2005

PENETRANDO LA SANTIDAD (3)

LOS OBSTÁCULOS DE NUESTRA SANTIFICACIÓN Jueces 17:5 y 6 5 Y este hombre Micaía tuvo casa de dioses, e hizo efod y terafines, y consagró a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote. 6 En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía. Dios cuando habla con nosotros en privado es explícito. No se anda con rodeos. Dios tiene mucho interés en acercarse a nosotros y lo intentará una y otra vez. Desde que Adán pecó en el jardín del Edén, Dios lo sabía y sin embargo le buscó, lo llamó por su nombre. Lamentablemente Adán cambió su compromiso adquirido con Dios por la opción que la serpiente les dio. Dios nos hizo con libre albedrío. Podemos decidir qué hacer y qué no hacer. Tenemos el poder de decidir. Para bien o para mal. Pero sabiendo lo que es bueno no lo hacemos. O pudiendo hacer otra cosa, no la hacemos. Teniendo diferentes opciones debemos decidir por una: la adecuada. La que no rompa mi relación con Dios o la que ignore a Dios. Basándonos en Micaía, hoy hablaremos de otro nefasto obstáculo para penetrar su santidad… 1. El tercer obstáculo: Las Prioridades a. Micaía y sus propias necesidades espirituales a1. Solo buscar el sentirse bien a2. Tenía su propia iglesia (a la medida de su familia) a3. Invertían tiempo y dinero en “su obra” b. Micaía y sus necesidades económicas b1. Su familia ve en él su sustento b2. Su esfuerzo para mejorar b3. Esperaban ser bendecidos c. Nuestras prioridades hoy día: c1. Familia, Trabajo y Bienestar Social c2. Hemos relegado a Dios a un segundo plano. c3. Como consecuencia, Dios se ha alejado de nosotros. “cada uno hacía lo que bien le parecía…” La permisividad y la inconsecuencia han dado paso a nuevas prioridades, dejando de lado lo primero que Dios nos pide. El primer y gran mandamiento dice: “Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. Si nuestro corazón lo hemos empeñado en otros amores, y peor aún, si alguno lo tiene destrozado… Dios puede darnos un nuevo corazón. Si nuestra mente está muy ocupada en tantos quehaceres… Dios quiere que tengamos la mente de Cristo. Si ya no nos quedan fuerzas… Dios “multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas”. No todo está perdido, es hora de replantearnos nuestras prioridades y que Dios vuelva a ocupar lo que le pertenece en nuestra vida: El Primer lugar. Una canción dice: “Mi primer amor, eres tu Señor, mi alma anhela alabarte…” El amar a Dios no es opcional, es un mandato. No podemos amar más a nuestra familia, a nuestros amigos, o a nuestros trabajos, mas que a Dios. Es como ponerlos en el mismo nivel. No digo que no debemos amarlos, digo que primero debemos amar a Dios. Si amamos a Dios, el amor de Dios nos cubrirá, y amaremos mucho mas, incluso amaremos hasta a nuestro enemigos. Entonces no se trata una cuestión de que o a quien amar, sino de a quien amar primero. Dios es nuestra primera prioridad. Comprométete hoy a amar primeramente a Dios. Y no lo digas solo de labios, deja que tu corazón hable por ti. Con amor, Templo Corbán

lunes, noviembre 14, 2005

PENETRANDO LA SANTIDAD (2)

LOS OBSTÁCULOS DE NUESTRA SANTIFICACIÓN Jueces 17:1 al 6 La semana pasada vimos la permisividad como el primer obstáculo que Dios nos revela que impide nuestra santificación. Si hemos determinado en nuestro corazón el ser santos no basta con nuestra buena disposición sino con hechos. La permisividad es un tremendo peso que debemos dejar de lado en nuestro caminar. Pero también se que cada día el enemigo inventa nuevas situaciones para persuadirnos a no acercarnos a Dios. Por lo cual nuestra oración diaria es prioritaria, de lo contrario tendremos serios problemas. Si llegan a caer, deben pararse. No pueden quedarse en el suelo. No sean permisivos con ustedes mismos. La permisividad nos puede matar. Hoy veremos otro obstáculo… que también nos puede matar… 1. El segundo obstáculo: La Inconsecuencia a. La Oración modelo de Jesús a1. Padre Nuestro que estás en los cielos a2. Santificado sea tu Nombre a3. Venga tu Reino a4. Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. b. No pensamos lo que decimos b1. Repetimos vanas palabras b2. Nuestra oración no es escuchada en los cielos b3. Dios busca corazones contritos y humillados c. Debemos enmendar nuestro rumbo c1. Josué cumplió en obediencia al Señor c2. Josué encaró al pueblo a decidirse por el Señor c3. Josué fue consecuente: “Yo y mi casa serviremos a Jehová”. “…cada uno hacía lo que bien le parecía…” es una frase inconsecuente. No podemos orar sabiendo que Dios no nos va a escuchar. No podemos apelar a la gran misericordia de Dios, solo porque nosotros no hacemos nada. No podemos interceder por aquellos a los cuales antes no amonestamos. No podemos orar por nosotros si somos inconsecuentes con nuestra manera de ser. Si no nos comportamos como hijos de Dios. Asi nunca penetraremos su santidad. Debemos arrepentirnos de no amar a Dios primero. El amar a Dios no es una opción, es un mandato. Es el primer mandamiento. Debemos pedirle perdón por haberle relegado a un segundo plano. Debemos ser honestos y sinceros con nosotros mismos y reconocer nuestro error. Hemos sido permisivos con nosotros mismos, con nuestra familia, con nuestros amigos, con nuestro entorno de vida. Hemos priorizado mal nuestro amor. Comprométete a amar primeramente a Dios. Comprométete a cumplir. No lo digas solo de labios, deja que tu corazón hable por ti. Sé consecuente con tu hablar, con lo que cantas, con lo que crees, con lo que predicas. Con amor, Templo Corbán

martes, noviembre 08, 2005

PENETRANDO LA SANTIDAD (1)

LOS OBSTÁCULOS DE NUESTRA SANTIFICACIÓN Jueces 17: 1 al 6 1 Hubo un hombre del monte de Efraín, que se llamaba Micaía, 2 el cual dijo a su madre: Los mil cien siclos de plata que te fueron hurtados, acerca de los cuales maldijiste, y de los cuales me hablaste, he aquí el dinero está en mi poder; yo lo tomé. Entonces la madre dijo: Bendito seas de Jehová, hijo mío. 3 Y él devolvió los mil cien siclos de plata a su madre; y su madre dijo: En verdad he dedicado el dinero a Jehová por mi hijo, para hacer una imagen de talla y una de fundición; ahora, pues, yo te lo devuelvo. 4 Mas él devolvió el dinero a su madre, y tomó su madre doscientos siclos de plata y los dio al fundidor, quien hizo de ellos una imagen de talla y una de fundición, la cual fue puesta en la casa de Micaía. 5 Y este hombre Micaía tuvo casa de dioses, e hizo efod y terafines, y consagró a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote. 6 En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía. Es necesario que tomemos carta del asunto. No basta con solo escuchar la voz de Dios. Es necesario acatarla, obedecerla, ponerla en práctica. Por mucho tiempo hemos estado pidiendo a Dios una Palabra para nuestra congregación. La Palabra ha llegado, pero no es el fin, es el principio. Es necesario que pongamos en práctica lo que el Señor quiere. Hoy veremos un claro ejemplo de querer hacer cosas, pero que no agradan a Dios, por no haber una dedicación de adoración a Dios. La triste y degradante historia de Micaía, es un claro ejemplo a No seguir. Dios nunca permitirá que SU alabanza, que SU adoración, sea MANIPULADA para fines personales. 1. El primer obstáculo: La Permisividad a. De Micaía: a1. El robo a2. Su indiferencia a3. Su aparente arrepentimiento b. De su mamá: b1. Cuando supo que fue su hijo b2. Su inmediato perdón b3. Su determinación del destino del dinero c. De nosotros hoy día: c1. Nos damos ciertas licencias c2. Hacemos a conciencia cosas indebidas c3. Permitimos y no amonestamos La nefasta situación urdida por Micaía es una de las cosas mas detestables en tiempos en que no había rey en Israel… “…cada uno hacía lo que bien le parecía…” Quiera Dios que este espíritu, que aunque ronda a nuestro alrededor hoy día, no encuentre tierra de cultivo disponible entre alguno de los que estamos aquí. Por mucho que nos guste pensar y planificar, eso claramente nos demuestra que estamos dejando a Dios totalmente a un lado. Nosotros debemos dejar que nuestra mente sea alimentada por el Espíritu Santo. Que Dios tome el control. La ociosidad abre puertas al pecado. Pero la Biblia nos enseña que los frutos del Espíritu en nosotros, “…no nos dejarán estar ociosos…” Hay tanto por hacer y sin embargo estamos atascados con nuestros propios quehaceres. Hay tanta necesidad y no estamos siendo el cauce de bendición que Dios necesita. Es necesario un replanteamiento de nuestra posición frente al Señor…. Personalmente, Como Jefe de Hogar, Como miembro de una familia, Como integrante de esta congregación, Como responsable de un don otorgado por Dios, Como responsable de un talento entregado por Dios, Como siervos del Señor, Como hermanos los unos de los otros, Como parte del cuerpo de Cristo. Si hasta ahora hemos hecho lo que a nosotros nos parecía bien hacer… llegó el momento de pedir perdón por nuestros errores y dejar que el Señor tome el control de nuestras vidas. Debemos ser consecuentes y comenzar a orar diariamente, que nuestra oración llene su trono, que nuestro clamor llegue hasta su presencia. Si no hay oración no hay protección. Necesitamos ser perdonados. Permite que el Señor retome el control de tu vida… de tu mente… de tus emociones… permítele al Señor llenarte de su sabiduría, de su poder, de su gloria… permítele que te llene de su Espíritu Santo. Con amor, Templo Corban

jueves, noviembre 03, 2005

NUESTRO CULTO RACIONAL

3 En el primer año de su reinado, en el mes primero, abrió las puertas de la casa de Jehová, y las reparó. 4 E hizo venir a los sacerdotes y levitas, y los reunió en la plaza oriental. 5 Y les dijo: ¡Oídme, levitas! Santificaos ahora, y santificad la casa de Jehová el Dios de vuestros padres, y sacad del santuario la inmundicia. 6 Porque nuestros padres se han rebelado, y han hecho lo malo ante los ojos de Jehová nuestro Dios; porque le dejaron, y apartaron sus rostros del tabernáculo de Jehová, y le volvieron las espaldas. 7 Y aun cerraron las puertas del pórtico, y apagaron las lámparas; no quemaron incienso, ni sacrificaron holocausto en el santuario al Dios de Israel. 8 Por tanto, la ira de Jehová ha venido sobre Judá y Jerusalén, y los ha entregado a turbación, a execración y a escarnio, como veis vosotros con vuestros ojos. 9 Y he aquí nuestros padres han caído a espada, y nuestros hijos, nuestras hijas y nuestras mujeres fueron llevados cautivos por esto. 10 Ahora, pues, yo he determinado hacer pacto con Jehová el Dios de Israel, para que aparte de nosotros el ardor de su ira. 11 Hijos míos, no os engañéis ahora, porque Jehová os ha escogido a vosotros para que estéis delante de él y le sirváis, y seáis sus ministros, y le queméis incienso. (2ª de Crónicas 29:3 al 11) En Romanos 12:1 encontramos la siguiente declaración: ”Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”. Claramente el Señor nos está mostrando los pasos que tenemos que dar, el próximo paso es nuestra SANTIFICACIÓN. Y no solo por cumplir este requisito, sino mas bien que sea nuestro andar diario, o, como dice su Palabra: Nuestro culto racional. Esto quiere decir que este paso de Santidad es un requisito INDISPENSABLE, no podemos dejarlo para otro día. A través de esta Palabra leída veremos cómo Dios nos insta a buscarle en completa santidad y como santificarnos. Las puertas a la Presencia de Dios han sido abiertas, han sido reparadas y esperan por nosotros (“Yo soy la puerta” dijo Jesús). Nuestra santificación es ¡¡Ahora!!, debemos santificar la casa de Jehová (Nuestra vida, nuestro corazón), debemos sacar del santuario la inmundicia Hemos pecado (y debemos reconocer nuestros errores), su Palabra nos dice que: Se han rebelado, han hecho lo malo, le dejaron, apartaron sus rostros (extraviaron su mirada), le volvieron las espaldas (por otros dioses), cerraron las puertas (obstinación), apagaron las lámparas (dejaron de leer la Biblia), no quemaron incienso (no hay oración continua), ni sacrificaron holocausto (no hay acciones de gracias). Nuestro mal proceder trae consecuencias: Jehová nos ha entregado a turbación (desorientación), a execración (maldición) y a escarnio (burla). Han caído nuestros padres, nuestros hijos, nuestras hijas y nuestras mujeres. Todos ellos han sido llevados cautivos. Pero tenemos otra oportunidad, hagamos un pacto para que aparte su ira de nosotros. No nos engañemos, pues Él nos ha escogido para estar delante de Él, para servirle, para ser sus ministros y para que le quememos incienso (que suba nuestra oración delante de Él). Obviamente es una buena oportunidad que tenemos de volver a ocupar el lugar determinado por Él para nosotros. Si seguimos como estamos, seguiremos manteniendo la ira de Dios sobre nosotros y por nuestra terquedad nuestros hijos caen y son llevados cautivos por el enemigo. Nuestros hijos y nuestras hijas también son aquellos que hemos traído al Señor, aquellos que nosotros hemos engendrado en el Espíritu, por lo cual, también son nuestra responsabilidad. Si pecamos, debemos arrepentirnos, después pedir perdón, sentiremos su perdón y seremos limpios. Hagamos hoy un pacto con el Señor. Pongámonos a cuentas con el Señor. Pidámosle perdón por no haberle buscado. Pidámosle que nos santifique. Comprometámonos a mantenernos en santidad. Comprometámonos a servirle, a ser sus ministros, sus siervos y a quemar incienso a orar diariamente y buscar su rostro. Que la santidad y nuestra diaria adoración sean de verdad “nuestro culto racional”. Con amor, Templo Corbán