miércoles, noviembre 15, 2006

AVIVA EL FUEGO

2° de Timoteo 1: 6 al 9 6 Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. 7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 8 Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, 9 quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos. Este año hemos comenzado a vivir nuevas experiencias, aunque todas no sean gratas, son nuevas experiencias en el Señor. Todos queremos que Dios nos ayude en nuestros planes y que todo nos salga bien, pero a veces olvidamos que es Dios quien nos llamó y su llamado es a una labor específica. A veces siguiendo lo que nosotros nos hemos trazado, algo pasa en el camino y preguntamos a Dios el porqué y Dios no nos responde, Él espera que nosotros lo entendamos. El porqué lo encontraremos siempre en su Palabra maravillosa que para nosotros fue escrita. Los quehaceres de nuestra existencia en este mundo nos hacen poner nuestros ojos en las cosas materiales y en todo lo que el mundo ofrece, y no me refiero solamente a lo pecaminoso, sino a todo lo que, por estar en el mundo, tenemos que utilizar. Pero junto con ello el mundo nos vende aflicción, nos regala temor y lo aceptamos. Lo aceptamos y convivimos con ello porque dejamos a Dios en segundo plano. Queremos que sea el primero en todo pero no es así. Decimos que Dios es lo primero pero nuestra realidad indica otra cosa. Es que lo que ardía dentro de nosotros el día cuando conocimos a Dios ya no es lo mismo, es como si algo dentro de nosotros se aburrió de lo mismo y nos exige más. Pero hoy Dios nos tiene buenas noticias, Él sabe lo que nos pasa y además nos tiene el remedio. 1. Aviva el fuego del don de Dios que está en ti a. No dejes que su regalo se muera (Por no usarlo) b. Ora, lee la Biblia (Descubre lo que tienes) c. Busca su rostro cada día (Deja que Él se refleje en ti) 2. Los regalos que tienes son tres… a. Espíritu de poder (Todo su poder está en ti) b. Espíritu de amor (Amor mas que suficiente) c. Espíritu de dominio propio (Puedes vencer a la carne) 3. No te avergüences de dar testimonio a. Del Señor (Siempre, no transes) b. De los hermanos (Defiende la sana doctrina) c. Participa de las aflicciones (Según el poder de Dios) 4. Fuiste llamado para un propósito especial a. Nos salvó y nos llamó (Se fijó en nosotros) b. Llamamiento santo (Vivir en santidad) c. No por nuestras obras sino por su propósito (Ser su boca) Debemos estar conscientes del don de Dios que está en nosotros. Si Dios nos dio un don es para utilizarlo. No podemos darnos el lujo de guardarlo y dejarlo morir. Por eso Pablo insiste en que debemos “avivar el fuego” del don. Si notas que te estás debilitando en la fe, es que necesitar “avivar el fuego”. Si notas que no estás cumpliendo lo que Dios te pide, es que necesitas “avivar el fuego”. Si notas que no estás haciendo nada, es que necesitas “avivar el fuego”. Si notas que cuando debes hablar callas y no lo haces, es porque necesitas “avivar el fuego”. Si te das cuenta que pudiste haber hablado de Jesús y no lo hiciste, es porque necesitas “avivar el fuego”. Si piensas que en este último tiempo no has sido lo suficientemente fuerte en la fe, es porque necesitas”avivar el fuego”. Si piensas que te deprimes con facilidad, es porque necesitas “avivar el fuego”. Si piensas que estás muy proclive a caer en tentación y sucumbes ante ella, es porque necesitas “avivar el fuego”. Si no ves el rostro del Señor cuando oras, es porque necesitas “avivar el fuego”. Si no te dan ganas de orar, ni de leer de la Biblia como antes, es porque necesitas “AVIVAR EL FUEGO”. No permitas que el don de Dios que está en ti se apague, porque si se apaga “SE MUERE”, queda inerte. Puedes comenzar hoy, el fuego de Dios sigue ardiendo y nunca se apaga. Solo necesitas un soplo del Espíritu Santo en ti y la llama volverá a arder. Deja que el Espíritu Santo se encargue de ti. Deja que el Espíritu de Dios vuelva a tomar el control de tu vida. Deja que el propósito para el cual Dios te llamó se cumpla en tu vida. Con amor, Templo de Adoradores CORBÁN

miércoles, noviembre 01, 2006

CON MÁS DILIGENCIA

Hebreos 2:1 al 4 1 Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. 2 Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, 3 ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, 4 testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad. El haber alcanzado lo que nos hemos propuesto no es motivo para relajarnos. El disfrutar del éxito obtenido nos debilita la retaguardia. Debemos siempre dar la gloria al Señor, pues Él es el único que la merece. No podemos dar cabida al maligno. La astucia del diablo nos puede engañar diciéndonos que estamos bien y podemos perder el objetivo que Dios nos ha trazado. Por eso hoy el Señor nos reitera, nos recuerda, nos enfatiza que “es necesario” que “con mas diligencia” “atendamos” a su mandato, “no sea que nos deslicemos”. Cuidado, podemos deslizarnos. Podemos caer de la gracia de Dios. 1. Con más diligencia a. Es necesario (Muchas cosas son necesarias, pero hay prioridades) b. Debemos atender a lo que hemos oído (No basta escucharla debemos practicarla) 2. Salvación anunciada por el Señor a. No podemos descuidarla (Ni para nosotros ni para los que aún no lo son) b. Nos ha sido confirmada (Por los que oyeron y nos hablaron a nosotros) 3. Dios sigue testificando de su salvación a. A través de nosotros b. Con señales, prodigios y milagros c. Con el poder y autoridad de su Espíritu Santo La salvación de Dios para la humanidad sigue vigente. Pero no son solo palabras bonitas, es acción, es poder, es autoridad. Es tan grande lo que Dios nos ofrece, que no podemos darnos el lujo de perderla o descuidarla. Si le restamos importancia es mirar en menos al sacrificio de Cristo en la cruz del calvario. La salvación involucra mas que asistir, y aún fielmente, a una iglesia. La salvación involucra mas que participar activamente en un ministerio. Y eso siempre y cuando lo estemos haciendo. La salvación es mas que tener a alguien para que nos cuide y nos ayude en momentos de aflicción. Eso sería solo aprovecharnos de Dios para nuestros intereses personales. La salvación es algo por lo cual Dios envió a su hijo a dar su vida. La salvación es algo que siempre ha estado en el corazón de Dios. La salvación es algo que tú y yo necesitamos para vivir en libertad. La salvación va mas allá de lo que nosotros merecemos. Si fuera así ya estaríamos muertos. La salvación es vida eterna. La salvación es ser parte del mover de Dios en este tiempo. La salvación es haber dejado nuestra antigua manera de vivir. La salvación es ser usado directamente por Dios. La salvación no la podemos comprar, es un regalo de Dios para nosotros. La salvación la necesitamos tú, yo y cada ser humano. La salvación es algo que no debemos callar. La salvación ha venido en un tiempo crucial de la existencia de la humanidad. Jesús es nuestra salvación. Él es el Salvador de mundo. Su Espíritu Santo nos ayuda a continuar entregando este mensaje. Dios mismo a través de nosotros le habla a la humanidad. Es Dios mismo mostrando su amor y misericordia para cada pecador. Es Dios el autor de nuestra salvación. Sé salvo. Sé salvo del pecado. No peques mas, líbrate por la salvación que Dios te ofrece. “Procura con diligencia presentarte ante Dios aprobado”. No podemos seguir perdiendo el tiempo jugando a ser cristianos, jugando a ser hijos de Dios, jugando a que somos mas que vencedores, a que si oramos cosas suceden. La Palabra hoy nos recuerda que “con mas diligencia atendamos las cosas que de Él hemos oído, no sea que nos deslicemos”. No te deslices. No permitas que el enemigo solapadamente te deslice de la gracia de Dios. Mantente firme. Asume autoridad. Dios está en ti. Ven adelante y llénate de su presencia. Con amor, Templo de Adoradores CORBÁN