martes, noviembre 08, 2005

PENETRANDO LA SANTIDAD (1)

LOS OBSTÁCULOS DE NUESTRA SANTIFICACIÓN Jueces 17: 1 al 6 1 Hubo un hombre del monte de Efraín, que se llamaba Micaía, 2 el cual dijo a su madre: Los mil cien siclos de plata que te fueron hurtados, acerca de los cuales maldijiste, y de los cuales me hablaste, he aquí el dinero está en mi poder; yo lo tomé. Entonces la madre dijo: Bendito seas de Jehová, hijo mío. 3 Y él devolvió los mil cien siclos de plata a su madre; y su madre dijo: En verdad he dedicado el dinero a Jehová por mi hijo, para hacer una imagen de talla y una de fundición; ahora, pues, yo te lo devuelvo. 4 Mas él devolvió el dinero a su madre, y tomó su madre doscientos siclos de plata y los dio al fundidor, quien hizo de ellos una imagen de talla y una de fundición, la cual fue puesta en la casa de Micaía. 5 Y este hombre Micaía tuvo casa de dioses, e hizo efod y terafines, y consagró a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote. 6 En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía. Es necesario que tomemos carta del asunto. No basta con solo escuchar la voz de Dios. Es necesario acatarla, obedecerla, ponerla en práctica. Por mucho tiempo hemos estado pidiendo a Dios una Palabra para nuestra congregación. La Palabra ha llegado, pero no es el fin, es el principio. Es necesario que pongamos en práctica lo que el Señor quiere. Hoy veremos un claro ejemplo de querer hacer cosas, pero que no agradan a Dios, por no haber una dedicación de adoración a Dios. La triste y degradante historia de Micaía, es un claro ejemplo a No seguir. Dios nunca permitirá que SU alabanza, que SU adoración, sea MANIPULADA para fines personales. 1. El primer obstáculo: La Permisividad a. De Micaía: a1. El robo a2. Su indiferencia a3. Su aparente arrepentimiento b. De su mamá: b1. Cuando supo que fue su hijo b2. Su inmediato perdón b3. Su determinación del destino del dinero c. De nosotros hoy día: c1. Nos damos ciertas licencias c2. Hacemos a conciencia cosas indebidas c3. Permitimos y no amonestamos La nefasta situación urdida por Micaía es una de las cosas mas detestables en tiempos en que no había rey en Israel… “…cada uno hacía lo que bien le parecía…” Quiera Dios que este espíritu, que aunque ronda a nuestro alrededor hoy día, no encuentre tierra de cultivo disponible entre alguno de los que estamos aquí. Por mucho que nos guste pensar y planificar, eso claramente nos demuestra que estamos dejando a Dios totalmente a un lado. Nosotros debemos dejar que nuestra mente sea alimentada por el Espíritu Santo. Que Dios tome el control. La ociosidad abre puertas al pecado. Pero la Biblia nos enseña que los frutos del Espíritu en nosotros, “…no nos dejarán estar ociosos…” Hay tanto por hacer y sin embargo estamos atascados con nuestros propios quehaceres. Hay tanta necesidad y no estamos siendo el cauce de bendición que Dios necesita. Es necesario un replanteamiento de nuestra posición frente al Señor…. Personalmente, Como Jefe de Hogar, Como miembro de una familia, Como integrante de esta congregación, Como responsable de un don otorgado por Dios, Como responsable de un talento entregado por Dios, Como siervos del Señor, Como hermanos los unos de los otros, Como parte del cuerpo de Cristo. Si hasta ahora hemos hecho lo que a nosotros nos parecía bien hacer… llegó el momento de pedir perdón por nuestros errores y dejar que el Señor tome el control de nuestras vidas. Debemos ser consecuentes y comenzar a orar diariamente, que nuestra oración llene su trono, que nuestro clamor llegue hasta su presencia. Si no hay oración no hay protección. Necesitamos ser perdonados. Permite que el Señor retome el control de tu vida… de tu mente… de tus emociones… permítele al Señor llenarte de su sabiduría, de su poder, de su gloria… permítele que te llene de su Espíritu Santo. Con amor, Templo Corban