domingo, agosto 06, 2006

SOLO PARA VALIENTES

Deuteronomio 20: 1 al 8 1 Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, si vieres caballos y carros, y un pueblo más grande que tú, no tengas temor de ellos, porque Jehová tu Dios está contigo, el cual te sacó de tierra de Egipto. 2 Y cuando os acerquéis para combatir, se pondrá en pie el sacerdote y hablará al pueblo, 3 y les dirá: Oye, Israel, vosotros os juntáis hoy en batalla contra vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón, no temáis, ni os azoréis, ni tampoco os desalentéis delante de ellos; 4 porque Jehová vuestro Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros. 5 Y los oficiales hablarán al pueblo, diciendo: ¿Quién ha edificado casa nueva, y no la ha estrenado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la estrene. 6 ¿Y quién ha plantado viña, y no ha disfrutado de ella? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la disfrute. 7 ¿Y quién se ha desposado con mujer, y no la ha tomado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la tome. 8 Y volverán los oficiales a hablar al pueblo, y dirán: ¿Quién es hombre medroso y pusilánime? Vaya, y vuélvase a su casa, y no apoque el corazón de sus hermanos, como el corazón suyo. Dios nos ha permitido vivir días muy especiales. Si Dios no te ha hablado, es porque tu no has querido escucharle. Pero la Palabra ha sido clara, concisa y determinante. La Palabra ha sido específica para nosotros, para esta congregación. Muchos oyeron esa Palabra, muchos se motivaron con esa Palabra, muchos fueron bendecidos por esa Palabra, pero esa Palabra… era para nosotros. No hay duda de la preocupación de Dios por este barrio de Santiago, no hay duda que Dios tiene planes para Santiago, para nosotros, para nuestras familias, para nuestras congregaciones. Dios tiene “pensamientos de bien y no de mal para nosotros…” Estamos en la frontera de nuestra tierra prometida. Estamos expectantes del empujón de Dios para avanzar. Estamos en espera de ver como Dios destruye a nuestros enemigos. Esta tierra es nuestra y debemos poseerla. Ya basta de oír planteamientos y cuestionamientos para avanzar. Si no quieres ser parte, tú te lo pierdes. Si solo quieres ser un espectador, entonces hazte a un lado y deja espacio para los guerreros. “El reino de los cielos sufre violencia, y los valientes lo arrebatan”. 1. Instrucciones finales (v. 1) (Palabras de Dios) a. No importa lo que vieres b. No tengas temor c. Jehová está contigo -David sabía esto por eso mató al gigante. -Daniel sabía esto por eso rehusó comer la comida del rey. -Sadrac, Mesac y Abed Nego, sabían esto por eso no temieron. 2. Preparándose para la batalla (v. 3) (Palabras del sacerdote) a. No desmaye vuestro corazón b. No temáis, ni azoréis, ni os desalentéis c. Jehová pelea por nosotros -Dios insiste en darnos confianza en Él, en que tengamos fe. 3. Entrando en la batalla (v. 5-8) (Palabras del Oficial) a. ¿Tienen nuevas posesiones? Vuélvanse b. ¿Te acabas de casar? Vuélvete c. ¿Tienes miedo? Vuélvete “No apoques el corazón de tus hermanos, como el tuyo” -Si no vas a pelear, NO SEAS ESTORBO. -(No pelea ni deja pelear) -(No ora ni deja orar) -(No ayuna ni deja ayunar) -(No asiste ni deja que asistan) -¡CAMBIA! ¡ARRÓJATE EN LOS BRAZOS DE JESÚS! -¡ÉL CAMBIARÁ TU TEMOR EN VALENTÍA! La guerra es para valientes. En la guerra nos jugamos la vida. Pero nuestra vida le pertenece a Cristo, no nos importa perderla. En la guerra podemos perder muchas cosas. Pero si las perdemos por causa del Señor, el Señor nos recompensará. No vengas si tienes otras opciones. No vengas si te da frío y en tu casa estarás abrigadito. No vengas si está lloviendo y en tu casa estás sequito. No vengas si no tienes como movilizarte, aunque para ir a otro lado tienes. No vengas porque no tienes tiempo. No vengas si no estás dispuesto a perderlo todo. La guerra es “solo para valientes”. El llamado de Dios es “solo para valientes”. Si piensas que somos pocos, es porque estás confiando en la cantidad y no en Dios. Si piensas que no somos capaces, es porque piensas que la victoria reside en nuestra fuerza, pero Dios es el que da la Victoria. Es Dios el que pelea en la batalla. Nosotros declaramos su victoria. Nosotros declaramos su poder. Nosotros declaramos su autoridad. Nosotros declaramos que Él es el Rey. “Nosotros NO SOMOS DE LOS QUE RETROCEDEN” (Hebreos 10:38-40) Ven e incorpórate a las filas de los valientes. Deja que Dios pelee por ti. Deja de pensar, Dios ya pensó por ti. Solo obedece y ponte en la fila. Caleb y Josué fueron los únicos que salieron de Egipto y entraron en la tierra prometida. Cuando fueron a espiar no se desanimaron. Por eso vencieron. Nadie les creyó, ni su propia familia. Pero no desmayaron. No les importó el ser ya viejos cuando entraron. Caleb tenía 85 años, pero dijo: “Tengo la fuerza de un joven de 40”. ¿Qué te impide a ti avanzar? ¿Tu edad? ¿Tu situación económica? ¿Tu entorno familiar? No te desanimes. Ven a que el Señor renueve tus fuerzas. Ven que es el Señor el que nos dice: “Diga el débil, fuerte soy”. 14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. 15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. (Hebreos 4:14 -16) Con amor, Templo de Guerreros Adoradores CORBÁN