jueves, agosto 31, 2006

SOLO PARA VALIENTES (4)

AÚN EN MEDIO DEL FUEGO, DIOS ESTÁ ALLÍ Daniel 3:12 al 25 12 Hay unos varones judíos, los cuales pusiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia: Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos varones, oh rey, no te han respetado; no adoran tus dioses, ni adoran la estatua de oro que has levantado. 13 Entonces Nabucodonosor dijo con ira y con enojo que trajesen a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Al instante fueron traídos estos varones delante del rey. 14 Habló Nabucodonosor y les dijo: ¿Es verdad, Sadrac, Mesac y Abed-nego, que vosotros no honráis a mi dios, ni adoráis la estatua de oro que he levantado? 15 Ahora, pues, ¿estáis dispuestos para que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adorareis, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiendo; ¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos? 16 Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto. 17 He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. 18 Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado. 19 Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado. 20 Y mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo. 21 Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo. 22 Y como la orden del rey era apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama del fuego mató a aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego.23 Y estos tres varones, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo. 24 Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. 25 Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses. No importa a la situación que nos tengamos que enfrentar, Dios jamás nos dejará solos. No importa lo que pueda venir, dice una canción, y tiene razón. Nuestra determinación de hacer la voluntad de Dios y no la nuestra está marcando la diferencia en nuestras vidas. Nada ni nadie podrá impedir que la buena obra que Dios comenzó en nosotros sea terminada. No existen argumentos contundentes que impidan que la voluntad de Dios se cumpla en nosotros. 1. Situación de vida o muerte a. Solo para valientes (no los que aparentan) b. Solo para convertidos (no solo convencidos) c. Solo para nuevas criaturas (los que ya murieron) 2. Transar principios o morir a. Determinación tomada de antemano (no improvisar) b. Base sólida en Cristo (“Yo sé en quien he creído”) c. No sujeto al momento (“y si no…”) 3. Utilizados por Dios para su gloria a. “Dios honra a los que le honran” (Dios está presente) b. Dios respaldará nuestra buena determinación (El está allí) c. Dios jamás olvida sus promesas (El es Jehová-Sama) “Yo sé que estás aquí, siento tu caminar, te mueves entre el pueblo, trayendo sanidad… Por mi fe te alcanzaré, por mi fe te tocaré, mi milagro recibiré, y sé que transformado yo seré”. “El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”. Los 3 jóvenes hebreos tenían claro en quién habían creído. Su vida no dependía del entorno, no dependía del puesto de trabajo que tenían, ellos sabían de quién dependían. La determinación de estos 3 jóvenes hizo que Dios los avalara y respaldara. La determinación que debemos tomar es “si o sí”. No importa lo grave de la situación reinante en nuestra vida, en nuestro matrimonio, en nuestra familia, en nuestro trabajo, en nuestro país. Las llamas del horno ardiente no fueron suficiente temor para hacer vacilar su determinación de confiar en Dios. Es posible que, aún atados por las circunstancias, y alzados en vilo por el medio reinante, y luego lanzados al horno de fuego, su confianza en el Señor era tal que sabían que Dios los libraría, y aún si Dios no los libraba, tampoco se rendirían ante la orden del sistema político reinante. Hoy por hoy la sociedad tiene bastante artilugios como para obligarnos a ser “permisivos” frente a lo que el mundo hoy acepta como una “diversidad”, pero si esto se opone a lo que Dios nos enseña en su Palabra, entonces no nos arrodillaremos ante estos conceptos. Aunque nos lancen al horno de fuego, sea este horno la pérdida de nuestro trabajo, la pérdida de simpatía de nuestros amigos y familiares, la antipatía por defender la pureza de la Palabra de Dios, el hostigamiento por mantener nuestros ideales de vida de acuerdo a lo que Dios nos enseña, ten la seguridad que allí Dios estará con nosotros. Si estuvo en el horno, estará también con nosotros. Si se paseaba en medio de las dificultades de los 3 muchachos hebreos, también se paseará entre nosotros en medio de nuestra adversidad. Y podremos tocarle, y podremos disfrutar su presencia. Su maravillosa presencia en medio de las dificultades. Dios nunca falla. Dios nunca nos dejará solos. Alégrate, Él está contigo, aún en medio de tus problemas. No dejes nunca de confiar en Él. Él está allí. Con amor, Templo Corbán