miércoles, agosto 23, 2006

SOLO PARA VALIENTES (2)

Isaías 50:7 al 11 7 Porque Jehová el Señor me ayudará, por tanto no me avergoncé; por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado. 8 Cercano está de mí el que me salva; ¿quién contenderá conmigo? Juntémonos. ¿Quién es el adversario de mi causa? Acérquese a mí. 9 He aquí que Jehová el Señor me ayudará; ¿quién hay que me condene? He aquí que todos ellos se envejecerán como ropa de vestir, serán comidos por la polilla. 10 ¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios. 11 He aquí que todos vosotros encendéis fuego, y os rodeáis de teas; andad a la luz de vuestro fuego, y de las teas que encendisteis. De mi mano os vendrá esto; en dolor seréis sepultados. Hoy es tiempo de determinaciones. Día a día nos debemos enfrentar a la toma de decisiones frente a tal o cual asunto. Pero hoy es día de decisiones espirituales. Es tiempo de determinar qué haremos con nuestra vida. Es tiempo de decidir si nos quedamos como estamos tomamos la determinación de cambiar. Es hora de asumir riesgos en nuestra determinación. Es hora de cambiar, no podemos quedarnos como estamos. La Biblia está llena de ejemplos de hombres y mujeres que se la jugaron por cambiar sus vidas, su entorno. Hombres y mujeres que pusieron su confianza en el Señor y todo cambió. Hombres que no quisieron quedarse en la mediocridad. Bartimeo fue un mendigo ciego que no quiso seguir ciego ni mendigando junto al camino y tomó una determinación. 1. Bartimeo el ciego (Marcos 10:46 al 52) a. Situación paupérrima b. O gritaba o quedaba ciego c. Aunque lo intentaron callar, no desmayó y siguió gritando 2. La mujer con flujo de sangre (Lucas 8:43 al 48) a. Determinó tocar a Jesús b. Se las ingenió para llegar hasta Jesús c. Tocó con fe el borde del vestido de Jesús 3. Pero “Vosotros encendéis vuestro propio fuego” (Isaías 50:11) a. No podemos poner nuestra confianza en lo que somos capaces de hacer. b. No podemos confiar en nuestro fuego ni en nuestras teas, pues Dios se enojará con nosotros. c. Nuestra fe tiene que estar puesta solo en Él. Es hora de tomar una determinación que influya en nuestra vida y nuestro entorno. No importa que otros se burlen es tu vida la que está en juego. Puedes cambiar tu tristeza en alegría. Puedes cambiar tu problema en solución. No importa lo imposible que sea, para Dios todo es posible. Dios está esperando nuestra decisión. Aunque parezca que Jesús pasa de largo y no nos escucha, no es así, Él está esperando nuestro llamado, nuestro clamor. Jesús sanó a Bartimeo y sanó a la mujer con flujo de sangre y tiene el mismo poder para sanarte a ti. Hoy Jesús está pasando por aquí. No permitas que pase de largo. Al igual que Bartimeo grita y llama su atención. Insiste en pasar por entre la multitud de problemas y fracasos anteriores. Que nadie te impida llegar a Él. Al igual que la mujer con flujo de sangre, acércate con fe que Jesús te va a sanar. Ven y tócale con fe. Tu fe cambiará tu vida. Tu fe marcará la diferencia. “Venid a mí todos los que estéis cargados y trabajados, que yo os haré descansar”. Con amor, Templo Corbán